En la provincia de Santiago
del Estero, criticar al gobierno provincial es una ofensa, miles de
santiagueños que aplauden a rabiar cada gesto de sus gobernantes, más de
doscientos mil votantes apoyando a un feudalismo que le vende espejitos de
colores y un plancito para pasarla bien, es mérito suficiente para confirmar que
ellos mandan, que son los únicos e intocables.
Mientras ellos (el matrimonio
y sus amigos) se regodean en fastuosos lujos y beneficios, como por ejemplo,
ser atendidos en centros de salud porteños de primer nivel, como el caso de
nuestra ex mandataria, los miles de santiagueños que se creen gobernantes y
vitorean a los Zamora y sus secuaces, concurren a los centros sanitarios a
mendigar atención, donde ni siquiera se les entrega ibuprofeno por que no hay
recursos. Pero no hay problema, vamos a llorar, o a buscar a algún puntero o
funcionario para mendigarles el medicamento.
No hay fondos, no hay
recursos, el presupuesto provincial supera el 50 por ciento de ayuda social que
se resume en nylon y chapas, colchones de dos pesos y bolsines.
Educación, salud y seguridad
gozan de un ínfimo recurso que alienta a que los gobernantes sigan por siempre
en el poder, por que enfermos, ignorantes y a la gracia de Dios, es difícil tener
oposición.
Pero no hay problema, no
existe el problema, tener yerba y azúcar para el matecocido es suficiente, que
nos nombren, que digan ¡¡que cancha de golf tienen ustedes!! ¡¡Que autodromo!! Eso
nos hace feliz, pese a que estemos cuatro o cinco horas helados hasta los
huesos en la guardia de un hospital para que nos atiendan, si es que tenemos
suerte. Luego, después de curarnos con “yuyos” que nos dio algún curandero (de
esos hay muchos) nos damos una vueltita por Las Termas a disfrutar de la cancha
de golf o del autodromo, eso nos hará felices.
Cosas que no se entienden, no
se comprenden, Macri gato amigo de ricos, pero aquí Z gato es lo mismo, pero…
eso no lo vemos.
No están malas las megas
obras que atraen el turismo, pero es importante primero cubrir las prioridades,
mientras por mes se gastan dos millones de pesos en mantenimiento del campo de
golf, la salud en la ciudad está patas para arriba, más aún en una población
donde la mayoría no tiene una obra social, apenas una pensión o una asignación del
estado nacional, y cuidado que Macri gato no las vaya a cortar, si no, a llorarle
a magoya.
La pobreza nos supera, pero
no lo vemos, total los que tienen plata o están medianamente acomodados seguirán
diciéndonos qué es lo mejor, y nosotros, votaremos al mejor, que manda a
muchos, pero gobierna para pocos.
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