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Los medios de comunicación paulatinamente se van volcando a la era digital, eso significa la desaparición del diario impreso y una nueva forma de vender publicidad -sostén principal para mantener un medio de comunicación- u otros mecanismos para obtener ingresos.
La presencia del internet a generado que muchas personas se volcaran al uso del mismo, de forma rápida y ágil, lo que ha ocasionado que se deje casi de lado la compra en papel de revistas, diarios, libros, etc.
En medio de esa situación, los diarios han tenido que adecuarse para poder sobrevivir, originando una mutación de medios tradicionales que plasmaban sus notas en el papel, a plasmarlas en plataformas digitales.
En este sentido, y hasta que los anunciantes comprendan y apuesten a la publicidad en los medios digitales, muchos apelan a obtener subscriptores para así poder mantenerse y hacer frente a pagos de sus empleados, desde periodistas, fotógrafos, diseñadores, contadores, etc.
En paralelo a la adecuación de los medios gráficos, las redes sociales han ganado un espacio trascendental en los últimos años, y la población se ha volcado a ellas de forma mayoritaria. La cuestión es que, si bien los medios han empleado las redes sociales para visibilizarse (pagando), éstas también representan una competencia desleal.
¿De qué manera representan una competencia desleal?
Hasta la aparición de la pandemia del Covid-19, las grandes empresas de diarios y revistas no veían a las redes sociales como un peligro, ya que se atenían a la conciencia de la gente de recurrir a ellos para tener información veraz, chequeda debidamente y abordada de manera profesional. Sin embargo, tanto la caída de publicidad, la cantidad de suscriptores, como también de la ingresos a sus plataformas, han despertado la necesidad de recurrir a exigirles a las redes sociales un pago por el uso del material que es extraído de los diarios, copiados y pegados en las redes, originando que la gente solo se quede en las mismas.
Las redes sociales te dan todo, no conviene gastar datos en ingresar a los diarios cuando, las mismas notas están copiadas y pegadas en las páginas y perfiles de usuarios de las diversas redes como Facebook, que es donde mayor extensión de texto y cantidad de fotos se pueden compartir en una única publicación.
El gigante de las redes sociales, Facebook -posee Instagram y WhatsApp- tiene como política que, todo lo que se publica le pertenece, por lo tanto no existe el derecho de autor. Caso contrario son los diarios, donde cada material plasmado le pertenece.
Esta polémica ha producido reacciones que ya son de orden mundial, medios de Australia y Francia han recurrido ante el estado para que se arbitre en esta cuestión, para imponer leyes que resguarde el derecho de los medios de cobrar por el contenido que es reproducido en Facebook o cualquier otra red social.
Recientemente en Canadá los medios gráficos más importantes también han levantado la voz para exigir similar medida a la que se espera adoptar en los dos países anteriormente mencionados.
Lo que hay que aclarar es que, este perjuicio que ocasiona la reproducción de material de autoría no es algo nuevo, los medios pequeños lo vienen sufriendo desde hace rato, pero ahora les tocó a los grandes y, en hora buena, se espera que la puja de estos últimos genere justicia para los más chicos.
Este artículo es de mi propia autoría. Si alguien desea copiar y pegar, ruego que se comparta mi nombre. No es por cuestión de ego, simplemente es para reconocer mis horas de lecturas estudiando el comportamiento de las temáticas aquí plasmadas. |
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